23 enero 2010

"Otro mundo es posible"


Mantengo firme en mi mano diestra un lápiz que dibuja en negro sobre blanco: "Otro mundo es posible", compañera. No un mundo de refinada hipocresía, en el que los negros y las negras renieguen de su belleza oscura.
Otro mundo es posible, compañera. Un lugar donde no haya vencedores ni vencidos, donde la palabra guerra quede relegada a los libros de Historia, sin hambre ni miseria, sin odios o temores, con sentido común, sonrisa y canto cotidiano.
En otro mundo nuevo sí que es justo y necesario creer, y quererse, aunque sea caminando bajo la tormenta. Creer en uno mismo y en quien lo merezca, amar y ser amado, gozar de algún momento de gloria en buena lid ganada... Y soñar que ha amanecido aunque sea noche cerrada.
¿Por qué resignarme a vivir entre fronteras? ¡Otro mundo es posible a pesar de algún que otro canalla! Así y todo, nada de abdicar, ¡que el muro caiga!
Sigo escribiendo. Mantengo firme en mi mano diestra un lápiz llamado a ser martillo de derribar barreras... mientras mi mano izquierda acaricia el papel lo mismo que acaricia tu cuerpo, compañera.
Soy un optimista, de suerte que ya bien informado y, por tanto, sin dar cuartel al inmoral corrupto. Hoy, ya lo ves, escribo con lápiz, con prisas y rotundo: "Cambiaremos el mundo en veintitrés segundos".
Sueño. Con los ojos abiertos a la dura realidad, yo sueño, y juro y prometo, por tu amor, dos hijos y tres nietos, que moriré feliz de noche, madrugada o pleno día, con la ilusión de que otro mundo sea posible, amada tierra mía.
Hasta aquí el poema que escribí en esos momentos en que la injusticia universal no deja lugar a dudas: otro mundo es posible y no podemos cruzarnos de brazos mientras la canalla encumbrada sobre los más débiles va deshaciendo la ilusión de una vida mejor para todas y todos.
El poema lo he querido ilustrar con este cuadro que hice para la revista Silbos, editada por la asociación Miguel Hernández, nuestro querido e inmotal poeta del pueblo: “A galopar, a galopar... hasta enterrarlos en el mar...”