22 enero 2010

No habrá perdón

“Realmente es extraña la seguridad con que la mala gente cree que todo lo malo que hace le saldrá bien, me dijo ayer un viejo amigo ante la nueva putada que le han hecho.
No la cuento entera, ya saben ustedes como son esas cosas, esos seres que mienten con toda naturalidad, sin darse cuenta, a veces, que son víctimas de ellos mismos, de sus maldades: no hay mayor venganza que oírles mentir y hacer como que se les cree. Que le vayan dando. Es el mejor mecanismo de defensa que existe contra una mala gente, convencida de que sus infinitas maldades han de quedar impunes, sin nada ni nadie que les ponga la cara colorada, descubriéndole maldad tras maldad, traiciones y puñaladas traperas que producen, sobre todo, infinita tristeza.
Para el traidor no habrá perdón, cantaban los Quilapayún, cuando a algunos pinochetistas no se les pasaba ni por el forro de sus cortas entendederas que algún día serían pasto del desprecio colectivo.
Realmente es extraña, sí señor, la seguridad con que algunos hijos de perra creen que todas sus repugnantes maldades siempre les van salir bien”.
Hasta aquí el artículo (entrecomillado) publicado en el diario Huelva Información varios años antes de tomarse esta fotografía en la que el artista zalameño Jesús del Toro, de naranja, contempla la colocación de la escultura que (él y yo) hicimos al alimón como homenaje a Lope de Vega en Zalamea la Real y que después fue retirada por las autoridades locales.