23 enero 2010

Homenaje a Góngora en el Museo de Huelva

En este cuadro que se encuentra en el Museo de Huelva me puse a combinar en una sola imagen diversos motivos relacionados con Córdoba, como homenaje a su pasado esplendoroso, y también al presente. La construcción de arriba, a la izquierda, es la impresionante Mezquita, en el centro, el poeta cordobés Luis de Góngora. Nacido “niño bien” que estudió en la Universidad de Salamanca, viajó por toda España, fue un putañero reconocido y sus composiciones profanas le valieron pronto una amonestación del obispo, durante su vida se enfrentó en terrible y célebre enemistad con su gran rival, Francisco de Quevedo. Al amigo Góngora le hicieron capellán de Felipe III, pero siguió seco de dinero y amargado por este mundanal motivo hasta su muerte en 1627. A pesar de que no publicó en vida casi ninguna de sus obras poéticas, éstas corrieron de mano en mano y fueron muy leídas y comentadas. Es decir, un Vincent van Gohg de la poesía que reinó después de muerto. A la implacable vena satírica, ligera y humorística unió otra, elegante y culta, como los poemas dedicados al sepulcro de El Greco, mi admirado Greco. Don Luis rompió con todas las distinciones clásicas entre géneros lírico, épico e incluso satírico. En el cuadro está implícito su célebre poema “Honra me ha causado hacerme oscuro a los ignorantes, que ésa es la distinción de los hombres cultos”. Como se ve, nuestro amigo de mirada perdida, rodeado de colores ocres, grises y oscuros, no se andaba por las ramas. Este cuadro fue presentado por la entonces delegada de Cultura de la Junta de Andalucía, fue en el citado Museo de Huelva, y mide casi dos metros de alto por uno y medio de ancho.