27 julio 2014

Zalamea, Huelva, Riotinto, Nerva

Gente corriente.
Me gusta la gente corriente, la que lleva un pantalón normal, una camisa limpia, unos zapatos usados, una sonrisa sincera, una mirada clara… 
La gente corriente es esa que pasa por la vida trabajando por un mundo mejor, la que no engaña ni se corrompe. La gente corriente, aunque pueda, no se gasta la intemerata en una boda de pingüinos, vestidos estrafalarios, pamelas, derroche de comida y bebida, ni en un bautizo o comunión del tipo de una boda, ni dando muchos o pocos euros en una hipócrita cena de gala benéfica servida por camareros de contrato-basura, personas que se apuntan a un bombardeo, crean hermandades de autobombo y vanalidad para honor y gloria de sus fantasmas. 
Con los fantasmas y fantasmones nos cruzamos por las calles, los vemos acicalados hasta las cejas y parecen creerse los reyes del mambo. Por el contrario, la gente corriente, la que coge el autobús y cede su asiento a quien lo necesite, la que entrega anónimamente unas perras al pobre negro que permanece en el semáforo pensando en el maldito viaje por el desierto o patera hasta llegar a este paraíso de mierda. Pensando en unos padres, hermanos, mujer o novia, a quienes llama diciéndoles que está bien, en un trabajo digno, que le da para comer y enviarles unos euros de vez en cuando. 
La gente corriente también tiene sus problemas, son víctimas del sistema de desinformación colectiva pro pensamiento único, de la inoculación del fútbol como droga, de droga como fútbol, de hacerle comer y beber alimentos basura en cualquier burger explotador de empleados…
La gente corriente es buena, y más buena todavía, cuando se rebela contra la injusticia y sabe decir no.

Pintura y texto: Vicente Toti

11 julio 2014

03 julio 2014

Mundial, Brasil… y Mújica vente pa quí

Mundial, Brasil… y Mújica vente pa quí  (Por: Vicente Toti)
Estamos en verano y, cuando escribo estas letras, no ha terminado el Mundial do Brasil. Así que, como España dio la cantada, pienso cuando mi hijo me preguntó de niño en unos mundiales: “Papá ¿nosotros con quien vamos?” con el equipo más pobre, le respondí. Yo no me acordaba de esto pero en la presentación de un libro mío en la Universidad de Huelva lo dijo. Y así seguimos...
Siempre pierden los mismos, en Brasil, el racismo soterrado, hace que la inmensa mayoría de los brasileños que acceden al campo sean de raza blanca y eso que la mitad de la población es negra o mulata, es decir, pobres a quienes les gusta el fútbol pero mucho más comer, de ahí su cabreo contra el sistema y el alto precio de las entradas.
Hemos visto el cabreo del presidente uruguayo, Pepe Mújica, por la desconsiderada sanción a Luis Suárez por un pequeño mordisco a un contrario. Suárez se ha disculpado pero el gran presidente Mújica, que no se muerde la lengua, dijo que los dirigentes de la FIFA eran unos hijos de puta... (Y se ha corroborado porque al autor de una escalofriante entrada a un jugador africano con rotura de tibia y peroné no le enseñaron ni la tarjeta amarilla)
Además, se dice que este mundial ha sido la gran venganza del mundo hacia los norteamericanos por la comida basura, las bebidas basuras o la violencia que exportan. ¿Cuál ha sido la venganza? ¡Le han inoculado el virus del fútbol! (Que se jodan, como les dice la famosa diputada del Pp a los trabajadores...)
Por cierto, con qué poquito trabajo el Messi ha conseguido que Argentina supere las eliminatorias. Cosa de los genios. Aunque otro mucho menos genio pero más cristiano (Ronaldo) se tuvo que conformar con otro pasaje de vuelta.
Los que sí se están portando como fenómenos son los porteros: Ochoa, Howard o Courtois (que con esa carita tan triste es capaz de alegrar la vida a media Bélgica (y a la otra media).
Todo va trascurriendo entre prórrogas y penaltis, tarjetas amarillas y rojas, así como una multitud de tatuajes, que recuerdan a los caballeros legionarios españoles de Sidi Ifni.
Ah, y el tostón de Maldini que me hace quitar el volumen del televisor porque no deja que uno pueda ver el partido sin tener que pensar si fulanito juega en el Mónaco de lateral pero se le da mejor de portero...

Lo dicho:  chapeau, mon cher président Mújica.