Como siempre estoy entre Zalamea y Huelva, me he convencido de que será
mejor aparcar mi coche a la entrada de la ciudad, y usar el autobús para
adentrarme en ella. En caso contrario: buscar
aparcamiento, echar monedas, poner la matrícula en la maquinita…, multa si te
pasas del tiempo, o garaje pagando un pastón. Sacas el bonobús, sesenta céntimos, y vas donde quieras, te sientas y ves
la ciudad y la ciudadanía. Hace unos días, el amigo Aly, el del primer semáforo, frente a la
Universidad, no estaba en su puesto por mor de la lluvia que caía en ese
momento. Llego al siguiente semáforo en verde y paro, porque un muchacho
cruzaba por el paso de "cebra" con el muñeco en rojo para él. El
conductor del vehículo que me seguía se me pone al lado y me riñe por no haber
pasado estando en verde para mí y en rojo para el muchacho que cruzaba:
"¡Tenías que haber pasado!". Eso, y le mato, le contesto yo. "¡Tenías
que haber pasado!" Eso, y yo mato al chaval por no esperar unos segundos.
"¡Tenías que haber pasado; estaba en verde!" Eso, y yo lo mato... De
pronto el conductor parece recobrar el sentido común, me sonríe, y me dice:
"Perdone, amigo, lleva usted razón". Arranco satisfecho, aparco cerca
de casa, espero el autobús número 7 que me lleva hasta la Plaza de las Monjas.
Un periódico, un café y a escribir esto antes de que se me olvide.
Vicente Toti