Hace unos días, durante la presentación en sociedad de los terroristas
liberados tras la doctrina Parot, un periodista le echó lo que hay que echarle
para pedirles en su cara que pidieran perdón por los 309 crímenes que habían
cometido durante su loca carrera de soldados de la muerte.
El soldado norteamericano Somers, participó en unas 400 misiones como
artillero en una tanqueta de su equipo de inteligencia táctica de Bagdad,
además de participar en interrogatorios torturadores. Por todo ello, el soldado
Somers se ha suicidado al verse coparticipe de los crímenes contra la humanidad
cometidos en Irak.
No todos los crímenes tienen este desenlace: a finales de 2001, y con el
pretexto de vengar los atentados terroristas perpetrados por Al Qaeda contra
las torres gemelas, una constante de la guerra en Afganistán han sido los
ataques realizados por la artillería y la aviación invasora contra la población
inocente, los cuales han arrojado un elevado saldo trágico: 2.800 civiles
muertos tan sólo en 2010, y entre catorce y treinta y cuatro mil en la década
transcurrida desde el inicio de la invasión.
¿Qué habéis ganado matando a gente inocente? preguntó el intrépido
periodista a los terroristas etarras? No estaría de más que este o algún que
otro periodista, más valiente que yo, preguntara: ¿Qué habéis ganando haciendo
participar a soldados españoles en las masacres de Irak y Afganistán, señores Aznar
y Zapatero?