Una niña mira con embeleso por encima del pintor, está vestida con ropas vistosas, entre serrana y sevillana. Estaba jugando y, tras unos apuntes, quedó plasmada sobre un espacio tormentoso, mientras por la zona superior izquierda aparece una potente luz que se confunde con la toquilla multicolor que le cubre los hombros. La escena es sencilla, el colorido fuerte y duro a la vez que traté de suavizarlo con la entonación rosácea del rostro y el pelo recogido en lo alto con unas florecillas. Es de una época de transición entre lo abstracto y el realismo, un dueto que raramente abandono. Está pintado al óleo sobre lienzo, mide 50 x 40 cm. y pertenece a la colección de la señora Maruja, viuda del compositor clásico Primitivo Lázaro.29 diciembre 2009
Zalamea. Mirar un cuadro: La niña
Una niña mira con embeleso por encima del pintor, está vestida con ropas vistosas, entre serrana y sevillana. Estaba jugando y, tras unos apuntes, quedó plasmada sobre un espacio tormentoso, mientras por la zona superior izquierda aparece una potente luz que se confunde con la toquilla multicolor que le cubre los hombros. La escena es sencilla, el colorido fuerte y duro a la vez que traté de suavizarlo con la entonación rosácea del rostro y el pelo recogido en lo alto con unas florecillas. Es de una época de transición entre lo abstracto y el realismo, un dueto que raramente abandono. Está pintado al óleo sobre lienzo, mide 50 x 40 cm. y pertenece a la colección de la señora Maruja, viuda del compositor clásico Primitivo Lázaro.
