20 enero 2010

Zalamea, Campillo, Riotinto, Nerva: Tierra de mineros,

El sol negro humo se asoma sobre el polvo rojo de una explosión de barrenos en la Corta Atalaya. Lo miro, o mejor dicho, lo recuerdo desde lo alto del monte llamado La Crucecita, en las afueras de mi Zalamea natal, delante de mí, los palmares verdes se extienden mezclándose en la retina con el trueno que viene del norte. En un fondo morrongo oscuro, fui depositando trozos de cielo, fragmentos de nubes y líneas de puntos hasta emborracharme del olor que traía el ambiente. Soñar no cuesta nada y esta obra es la expresión más auténtica de los lazos que vamos dejando en el discurrir del tiempo. La elección del motivo era habitual en aquellos años dada mi vinculación sentimental con la mina, el recuerdo de tantos sufrimientos pasados por la gente de esta tierra, y de quienes vinieron desde muy diversos puntos de España: Aroche, Extremadura, Jaén…, o la vecina Portugal, me reafirma en que la Historia y las personas responsables de la tragedia actual no han sido justas con la Cuenca Minera del Río Tinto y por eso llamo a este cuadro, pintado al óleo y de 100 x 81 centímetros como llamé a mi primer y único libro de poemas sobre esta tierra: “Tierra de mineros”.