27 enero 2010

Riotinto, Nerva, Zalamea... Valladolid


Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y, sobre todo, que estamos en Valladolid, vamos a hacer un retrato del pintor moderno: de estatura media, flaco, con barba de seis semanas, algunos piojos, la cartilla del paro con más sellos que un cuadro antiguo del Museo del Prado y rodeado de pintura por todos lados menos por una: por la boca, donde no pasa un puchero caliente desde las últimas votaciones cuando el partido de turno le dijo que le firmase un manifiesto en pro de la cultura a cambió de un contrato de tres meses dándo clases a la asociación de viudas y viudos de Pucela. El contrato acabó y nuestro artista pasea su demacrado retrato por tabernas y tugurios de los polígonos donde allí encuentra el cariño de las prostitutas que lo tratan infinitamente mejor que el prostituto que le compró el voto por un plato de lentejas en las últimas elecciones. Oración despedida y firma de este retrato que nos mira desde la maraña infelizmente reinante.